Psicobióticos

Salud mental y microbiota

Ubiqus Ciencia
5 min readOct 7, 2020

Autor: Felipe Peralta (lfeperalta@hotmail.com)

Editores: Lissy Gross, Carolina Cárdenas y David Cuaspud.

El intestino humano contiene 100 veces más microorganismos que células dentro de todo el cuerpo humano (Gill, et al. 2006). La microbiota intestinal está relacionada con varios procesos fisiológicos incluyendo la inmunomodulación, es decir, actuando como estimulador o represor del sistema inmunitario, lo que directamente está relacionado a la capacidad del cuerpo a responder frente al cáncer y varias enfermedades infecciosas, etc. Otros procesos fisiológicos incluyen: el balance de energía y la activación del sistema nervioso entérico (SNE) el cual es el encargado de controlar directamente el aparato digestivo e indicar el estado de hambre o saciedad, además de que evita que entren sustancias invasoras que perjudican al cuerpo (Sarkar, et al. 2016). Para entender de una manera más detallada sobre la microbiota intestinal, sus características y funciones se recomienda leer dentro de los artículos previos Las bacterias también pueden ser nuestras amigas: Microbiota intestinal”.

La microbiota cumple un rol crucial en la salud humana en general y es por ello que al hablar de salud mental, la misma está muy ligada. Una alteración en la estructura de la microbiota intestinal conocida como disbiosis tiene una relación directa con varias enfermedades del sistema nervioso central (SNC). Por ejemplo, un reducido número de Bifidobacterias y Lactobacillus se ha visto presente en personas con desorden depresivo; así mismo, esta alteración en cuanto a Bifidobacterias está presente en la microbiota intestinal de pacientes con Alzheimer (Vogt, et al. 2017). También se ha visto disbiosis en personas con la enfermedad de Parkinson, en el trastorno de espectro autista (TEA) y en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) (Cenit, et al. 2017)

Un dato importante revela que, al existir comunicación entre el intestino y el cerebro, el estado emocional se relacionaría con la función del tracto gastrointestinal (Figura 1) (Zhou & Foster, 2017). Es por ello que se da gran relevancia a los probióticos, que en sí son microorganismos que se encuentran presentes en los alimentos o son adicionados a los mismos con el fin de colonizar el intestino, teniendo efectos beneficiosos para el ser humano. De los probióticos se han descrito un grupo de ellos como psicobióticos debido a que son microorganismos con aplicación potencial en tratar enfermedades psiquiátricas (Dinan, et al. 2013). La mayor parte de la investigación del funcionamiento de los psicobióticos se ha llevado a cabo en animales, mediante pruebas de comportamiento evaluando motivación, ansiedad y depresión, determinando así que los psicobióticos regulan neurotransmisores y proteínas como la serotonina, las cuales son muy importantes ya que controlan el estado de ánimo, funciones cognitivas, procesos de aprendizaje y memoria, etc. (Lu, et al. 2008).

Figura 1.- Homeostasis entre el intestino y el cerebro. Existen varios factores neurológicos, metabólicos, hormonales e inmunológicos que necesitan encontrarse en un balance casi perfecto para garantizar una buena salud mental. Estos factores al alterarse generan un comportamiento alterado, inflamación intestinal, estado de depresión y ansiedad, etc. Es por esto que los psicobióticos al controlar en cierta forma factores neurológicos como son: el aumento de neurotransmisores (serotonina, dopamina, etc.), tienen una gran importancia en la salud mental de la persona. Figura tomada de Humarán, et al. (2019). From probiotics to psychobiotics: Live Beneficial bacteria Which Act on the Brain-Gut Axis. Nutrients, 11, 890.

Existen varios probióticos con acción psicotrópica (psicobióticos). Entre ellos, bacterias del género Lactobacillus como Lactobacillus plantarum, Lactobacillus helveticus y Lactobacillus rhamnosus, que reducen los niveles de ansiedad, depresión y disfunción cognitiva, esto mediante el incremento notable de los niveles de dopamina, serotonina y norepinefrina, así como también disminuyen los niveles de corticosterona (Bravo, et al. 2011). Otro grupo de bacterias con la misma función son las Bifidobacterias, de las cuales se destaca Bifidobacterium longum y Bifidobacterium lactis, que se ha visto que su disminución o ausencia está relacionada con los trastornos mencionados anteriormente, sino también que su presencia tiene efectos positivos reduciendo los niveles de estrés y aumentando la capacidad de aprendizaje y de memoria (Allen, et al. 2016). Cabe recalcar que todos los resultados mencionados han sido analizados en animales, especialmente en ratones y es por esto que varios especialistas indican que el uso de psicobióticos en humanos para asegurar una buena salud mental requiere de una estrategia muy precisa para tratar específicamente cada uno de los trastornos como son la ansiedad, depresión, etc. (Dinan, et al. 2013). En la actualidad se encuentran en investigación los efectos de algunos suplementos probióticos que ya están en el mercado y que podrían tener efecto psicobiótico como Bifihappy, Vivomixx, Probio´Stick, entre otros.

Si bien es cierto que es un campo relativamente nuevo, en la actualidad cada vez se suman muchos más reportes, investigaciones y evidencia de los efectos que tienen los psicobióticos en desórdenes psiquiátricos. Pudiendo estos tener efecto solos o en sinergia; es decir, un microorganismo por sí solo o mediante la ayuda de otros varios que actuarían en conjunto. Y es por esto que, los tratamientos con psicobióticos son una estrategia prometedora para mejorar la calidad de vida de personas que sufren de desórdenes neurodegenerativos y psiquiátricos. Como se mencionó, la mayoría de los estudios se han venido realizando en animales como el ratón que a pesar de ser un organismo modelo, siempre será necesario expandir el área de investigación en poblaciones de personas y de esta manera conocer mejor su efectividad, además de los mecanismos moleculares e interacciones de estos microorganismos (psicobióticos) dentro del cuerpo humano.

Referencias

Allen AP, Hutch W, Borre YE, Kennedy PJ, Temko A, Boylan G. (2016). Bifidobacterium longum 1714 as a translational psychobiotic: modulation of stress, electrophysiology and neurocognition in healthy volunteers. Transl Psychiatry; 6: e939

Bravo JA, Forsythe P, Chew MV, Escaravage E, Savignac HM, Dinan TG. (2011). Ingestion of Lactobacillus strain regulates emotional behavior and central GABA receptor expression in a mouse via the vagus nerve. Proc Natl Acad Sci U S A; 108:16050e5

Cenit MC, Nuevo IC, Codoner-Franch P, Dinan TG, Sanz Y. (2017). Gut microbiota and attention deficit hyperactivity disorder: new perspectives for a challenging condition. Eur Child Adolesc Psychiatry. 26:1081e92.

Cheng LH, Liu YW, Wu CC, Wang S, Tsai YC. (2019). Psychobiotics in mental health, neurodegenerative and neurodevelopmental disorders. J Food Drug Anal. 27(3):632–648. doi: 10.1016/j.jfda.2019.01.002.

Dinan TG, Stanton C, Cryan JF. (2013). Psychobiotics: a novel class of psychotropic. Biol Psychiatry; 74:720e6

Gill SR, Pop M, Deboy RT, Eckburg PB, Turnbaugh PJ, Samuel BS. (2006). Metagenomic analysis of the human distal gut microbiome. Science; 312:1355e9.

Humarán, L. Salinas, E. Ortiz, G. Ramirez, L. Morales, J. Quintero, O. (2019). From probiotics to psychobiotics: Live Beneficial bacteria Which Act on the Brain-Gut Axis. Nutrients, 11, 890.

Lu Y, Christian K, Lu B. (2008). BDNF: a key regulator for protein synthesis-dependent LTP and long-term memory? Neurobiol Learn Mem; 89:312e23.

Sarkar A, Lehto SM, Harty S, Dinan TG, Cryan JF, Burnet PWJ. (2016). Psychobiotics and the manipulation of bacteria-gut-brain signals. Trends Neurosci; 39:763e81.

Vogt NM, Kerby RL, Dill-McFarland KA, Harding SJ, Merluzzi AP, Johnson SC. (2017). Gut microbiome alterations in Alzheimer’s disease. Sci Rep; 7:13537.

Zhou L, Foster JA. (2015). Psychobiotics and the gut-brain axis: in the pursuit of happiness. Neuropsychiatric Dis Treat; 11:715e23.

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