Las bacterias también pueden ser nuestras amigas: Microbiota intestinal

Ubiqus Ciencia
5 min readAug 2, 2020

--

Autora: Lissy Z. F. Gross ( lissy.gross@gmail.com)

Editores: Felipe Peralta, Carolina Cárdenas, David Cuaspud.

Aunque no los veamos a simple vista, los microorganismos están por todos lados, incluso sobre y dentro de nuestro cuerpo. Muchas veces, al escuchar la palabra microbio, pensamos en pequeños seres que nos infectan y enferman.

Pero no todos son dañinos. Muchas bacterias y levaduras, por ejemplo, se utilizan en la producción y fermentación de alimentos que consumimos frecuentemente (pan, cerveza, yogurt, etc). Y dentro nuestro tenemos un ecosistema compuesto por trillones de microorganismos con los cuales vivimos en un delicado equilibrio simbiótico.

La microbiota intestinal consiste en el conjunto de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que se encuentran en nuestro tracto intestinal (ESNM, 2020).

Nuestra relación con ella es simbiótica, ya que convivimos con estos microbios de forma estrecha y beneficiosa para ambos: nosotros les compartimos la comida que ingerimos, y ella a cambio nos brinda muchísimos beneficios que nos mantienen saludables (ESNM, 2020). Estos pequeños amigos que componen la microbiota no solo nos defienden y protegen frente a otros microorganismos perjudiciales, sino que también degradan o descomponen sustancias tóxicas y nos ayudan a entrenar a nuestro sistema inmune para reconocer potenciales peligros. Por otro lado, cumplen una función importantísima en nuestra nutrición, ya que digieren la fibra de los alimentos, lo cual nosotros no podemos hacer. Además, nos ayudan a absorber minerales como el hierro y el magnesio, sintetizan ciertas vitaminas (K o B9) y aminoácidos, y en especial producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que son moléculas muy importantes en la prevención de inflamación de ciertos tejidos (ESNM, 2020; Ravella, 2017).

Se observó que los procesos relacionados a la microbiota pueden influenciar no solo el desarrollo de enfermedades como el cáncer, diabetes o desórdenes autoinmunes, sino que también Alzheimer, demencia y trastornos del espectro autista (Brody, 2020). Este vínculo microbiota-sistema nervioso parece ser más importante de lo que creíamos, ya que hay bacterias que producen neurotransmisores como dopamina y serotonina, por lo cual influenciarían nuestro comportamiento, humor e incluso salud mental (ESNM, 2020). Por ejemplo, un artículo publicado en Nature Microbiology (Valles-Colomer et al., 2019) demostró que la presencia de las bacterias productoras del AGCC butirato Faecalibacterium y Coprococcus en la microbiota, se relacionaba a personas con una mejor salud mental. Por otro lado, pacientes con depresión tenían ausencia de las bacterias Coprococcus y Dialister.

Imagen 1: La microbiota se encuentra estrechamente relacionada a nuestro sistema nervioso, y podría influenciar nuestro humor, comportamiento e incluso salud mental. Ilustración por BENJAMIN ARTHUR para NPR

La microbiota es sin dudas una parte de nosotros (algunos científicos la consideran incluso un órgano más). Se estima que una persona de peso promedio 70 kg tiene 200 g de microbiota.

En nuestro cuerpo tenemos aproximadamente la misma cantidad de bacterias que células humanas, y mientras nuestro genoma se compone tan solo de 23.000 genes, el microbioma (que incluye los microorganismos y su material genético) posee más de 3 millones de genes (ESNM, 2020).

Por otro lado, se puede decir que nuestra microbiota es como nuestra huella digital, ya que su composición es distinta en cada uno de nosotros, y va a ser moldeada tanto por factores ambientales, nutricionales como por la ingesta de antibióticos. Incluso nacer por cesárea o parto natural va a determinar la composición de nuestra microbiota, ya que en el canal de parto se trasladan millones de microbios de la madre al recién nacido, lo cual es fundamental para la salud del bebé (Ravella, 2017; Kurzgesagt, 2017). Se observó por ejemplo que aquellos niños nacidos por cesárea tienen mayores probabilidades de desarrollar asma por las diferencias en su colonización bacteriana intestinal (Thavagnanam, 2008).

Entonces, sabiendo lo importante que es para nosotros, ¿qué podemos hacer para mantener una microbiota equilibrada y saludable?

El factor más importante que podemos controlar es nuestra alimentación: dietas ricas en fibra por consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales alimentan nuestra microbiota y favorecen la producción de los ya mencionados ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que son el producto de la fermentación de la fibra por las bacterias. Como dijimos, estos AGCC tienen un importante efecto antiinflamatorio, pero también se observó que tienen efectos protectores en enfermedades cardiovasculares, favorecen la prevención de cáncer (sobre todo cáncer de colon) y alivian ciertos desórdenes digestivos, entre otras cosas (ESNM, 2020; Brown, 2016). Por otro lado, dietas ricas en grasas, productos ultra-procesados y componentes cárnicos, se relacionan a cambios en la microbiota que favorecen la inflamación, la obesidad y los desórdenes metabólicos (Zinöcker, 2018). Para mejorar nuestra salud digestiva, podemos también consumir probióticos, que no son más que bacterias y otros microbios beneficiosos que reponen o favorecen a nuestra microbiota. Ejemplos de probióticos son alimentos fermentados como el yogurt, el chucrut, el kéfir o el té kombucha.

Se cree que manipulando la microbiota se van a poder prevenir y tratar muchas enfermedades en un futuro cercano. Sin embargo, aún queda mucho por estudiar y descubrir de este tan fascinante ecosistema que vive dentro nuestro. Lo que sí podemos asegurar, es que nunca vamos a estar solos, tenemos trillones de pequeños seres que nos acompañan a todos lados y nos ayudan a mantenernos saludables. Las bacterias también pueden ser nuestras amigas.

Referencias:

ESNM (2020), Gut microbiota info, Gut Microbiota for Health, https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/about-gut-microbiota-info/

ESNM (2020), Glossary: Symbiosis, Gut Microbiota for Health, https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/glossary/symbiosis/

Ravella, S. (2017), How the food you eat affects your gut, TED-Ed YouTube channel, https://www.youtube.com/watch?v=1sISguPDlhY

Brody, H. (2020), The gut microbiome, Nature, https://www.nature.com/articles/d41586-020-00194-2

ESNM (2020), Scientists identified two bacteria from gut microbiota linked to mental health, Gut Microbiota for Health, https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/scientists-identified-two-bacteria-from-gut-microbiota-linked-to-mental-health/

Valles-Colomer, M. et al (2019), The neuroactive potential of the human gut microbiota in quality of life and depression, Nature Microbiology, https://doi.org/10.1038/s41564-018-0337-x

ESNM (2020), Getting to know your gut microbiota, Gut Microbiota for Health, https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/getting-to-know-your-gut-microbiota/

Kurzgesagt (2017), How Bacteria Rule Over Your Body — The Microbiome, Kurzgesagt YouTube channel, https://www.youtube.com/watch?v=VzPD009qTN4&t=84s

Thavagnanam, S., Fleming, J., Bromley, A., et al. (2008) A meta-analysis of the association between Caesarean section and childhood asthma. Clin Exp Allergy. 2008;38(4):629–633. doi:10.1111/j.1365–2222.2007.02780.x

ESNM (2020), Ácidos grasos de cadena corta: sus efectos en la salud, Gut Microbiota for Health, https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/es/acidos-grasos-de-cadena-corta-sus-efectos-en-la-salud/

Brown, MJ. (2016), How Short-Chain Fatty Acids Affect Health and Weight, Healthline, https://www.healthline.com/nutrition/short-chain-fatty-acids-101#section3

Zinöcker, M. K., & Lindseth, I. A. (2018). The Western Diet-Microbiome-Host Interaction and Its Role in Metabolic Disease. Nutrients, 10(3), 365. https://doi.org/10.3390/nu10030365

--

--

Ubiqus Ciencia

Emprendimiento de Divulgación Científica hecho por científicos/as. Tenemos la misión de promover el impacto de la ciencia en el desarrollo de la sociedad.